El hombre no se basta a si mismo ni es capaz de crear una armonía que le corresponde a un Espíritu superior. Cuando el hombre cree que puede moldear la vida a espaldas del Espíritu llevará una existencia de fracaso en fracaso sin ningún sentimiento de Verdad. Nada le satisfará y a la hora de su muerte, si tiene cierto grado de humildad, se dará cuenta de que habrá desperdiciado su vida.