domingo, 15 de agosto de 2010

Tengo, tengo, tengo

Una visión exageradamente sentimental de las cosas, por mucho que quiera leer Conversación en la Catedral como si Mario Vargas Llosa no estuviera en el libro (¿era lo que él quería?) lo siento por todas partes, pa su diablo. Lo veo en París, en Lima con Luis Loayza y Abelardo Oquendo, en la radio, con la tía Julia, dando clases en la Universidad, en la Biblioteca Pública de Nueva York y todo se entremezcla y me da un ahogo y me entra una pena sin adjetivos, pena de Zavalita, de Vargas Llosa y de mi. Good Lord, have mercy on us. Que se me viene la lágrima furtiva.